Vamos a ver por qué el perro no debe comer la comida para gatos.
Quién vive con un perro y un gato a menudo tiene un problema: convencer al perro de no comer la comida del gato. El problema es que, en promedio, el perro es más codicioso, el gato tiene un hábito de comer poco y a menudo, y muchas veces la comida queda en el recipiente: el perro puede encontrar así comida extra y comer todo lo pueda.
Hay perros siempre van al cuenco del gato a por su comida aunque no esté lleno dado que tienen un sentido del olfato muy desarrollado. Si tienen esa costumbre pueden terminar comiendo el doble de su ración en multitud de ocasiones.
¿Qué le sucede a mi perro?
Primero debemos entender que el gato no es un perro pequeño: hay parámetros en su fisiología y la anatomía que son completamente diferentes. Esto implica que los requerimientos nutricionales son diferentes. Lo que no siempre los propietarios entienden, de hecho, a veces ni siquiera pueden entender el hecho de que los gatos y los perros no sólo tienen necesidades nutricionales diferentes entre ellos, sino que también tienen diferentes necesidades nutricionales con respecto a los seres humanos.
Esto significa que hay una razón por la cual las dietas comerciales para perros y gatos tienen diferentes formulaciones. Todo esto significa que el perro no debe comer la comida del gato.
Si el perro come una sola vez una croqueta de pienso para gatos no pasa nada, siempre y cuando el perro en cuestión no tenga ninguna enfermedad alérgica, enfermedades de la piel, del intestino y en particular del páncreas. En este caso, cualquier alimento que sea diferente a su pienso para perros específico puede acarrear que los síntomas de estas dolencias aparezcan.
Sin embargo, si todos los días el perro come la comida para gatos, incluso una cantidad pequeña, a la larga se convierte en problemático. Esto se debe a que el pienso para gatos tiene una mayor cantidad de proteínas que el pienso para perros, por otra parte, el gato es un animal carnívoro, mientras que el perro es un omnívoro que tiende a ser carnívoro.
Esta mayor carga de proteína repetida a lo largo de los días puede causar problemas tanto en el tracto intestinal como sobre todo, en el riñón. Además del hecho de que los minerales y las vitaminas son formulados para el gato y por lo tanto no están en consonancia con el pienso para perros.
¿Qué hacer?
En primer lugar, hay que enseñar al perro a no comer nada de lo que está alrededor y sobre el terreno. Esto es un punto fundamental en la educación que cada dueño debe enseñar a su perro: tener un perro no significa darle solo amor, significa educar y dar amor.
Si no se puede evitar que el perro se coma la comida para el gato, se puede tratar de alimentarlos en habitaciones separadas, pero el problema aquí es que al gato le gusta comer poco y a menudo de su cuenco, por lo que de hecho, el problema persistiría. La otra alternativa es explotar la agilidad del felino: Coloca el recipiente en un lugar superior al que pueda acceder fácilmente el gato, pero que no pueda ser alcanzado por el perro.
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